En un caluroso día de verano, el sol brillaba sobre el agua cristalina de la piscina comunitaria. Mientras me sumergía en el fresco abrazo del agua, noté a mi apuesto vecino, Alexander, tomando el sol en el borde de la piscina. Su cuerpo musculoso brillaba bajo los rayos del sol, y no pude resistir la tentación de invitarlo a unirse a mí en un refrescante chapuzón.
Con una sonrisa traviesa, le hice un gesto para que se acercara. Con cada paso que daba hacia mí, podía sentir la tensión eléctrica